Dicen los que saben del mundo, que todo ha cambiado, que en los tiempos que corren ya nada tiene sentido, que el amor no es amor y que la amistad es una palabra enferma…

Todo ha girado en la rueda del tiempo, y el futuro se nos ha pintado de negro, han cambiado tantas cosas, hemos cambiado tanto las personas, que hay quien dice que se nos empieza a quedar grande llamarnos humanos.

El mar ya no sabe solo a sal, el campo que era verde se mezcla con el gris de las cenizas, las peleas de los niños no son solo de piratas, y las miradas ya no encienden nada si se cruzan, los valientes son los de los actos más  cobardes, y los hombres ya no son hombres por su honor, si no por su fuerza…

Hay tantas miserias que destacar, como personas nacidas en un país con olor a muerte, tantas luchas perdidas en nombre de la paz, como terroristas luchando en nombre de un Dios. Tantas cosas de las que avergonzarnos, como políticos sacando pecho ante la impunidad de sus actos, hay tanto que decir y nombrar, que hemos preferido callarnos.

Lo que está pasando no es casualidad, de hecho nada lo es, lo que está ocurriendo a nuestro alrededor no es más que una oportunidad, una prueba del destino para decidir, aquí y ahora, si todo o nada...

Somos más de lo que se torna de oscuro a nuestro alrededor, somos la voz cambiante, el espíritu libre, la madre coraje, la amiga incansable, la pareja perfecta, somos la oportunidad contra la injusticia, somos todo, si lo decidimos. Somos seres con alma y ha llegado el momento de hacer que se note, de hacer que importe, tenemos la opción de ser el cambio visible, tenemos la obligación de no mirar hacia otro lado, de no apagar las noticias porque duelen, de no mirar hacia otro lado cuando el vecino del quinto le grita a la mujer, ni cuando su hijo, que probablemente sigue los pasos de su padre, pega patadas a su perro. Debemos hacer que se note que estamos cansados, que esta vida no nos invita a soñar si no a dormir y no despertar, debemos apagar nuestro lado consciente, ese que nos dice que no podemos frenar nada de esto, ese que dice que no es nuestro problema, que mejor callar, porque haciendo eso hemos llegado hasta aquí, hasta esta mierda, hasta este lugar por el que no lucharon nuestros anteriores. Da igual como lo hagas, da igual si decides plantar un árbol después del incendio, o dar una moneda al de la puerta de esa iglesia a la que todos van a rezar para pedir perdón por no habérsela dado, hazlo como sea, enseñando a tu hijo a decir gracias, o cediendo tu asiento al anciano en medio del banco, da igual como lo hagas!, te estás convirtiendo en esperanza, porque mientras haya una sola persona que aún le de sentido a todo esto, seguirá valiendo la pena.

Piénsalo, todos aunque digamos que no, seguimos creyendo en el AMOR, cada vez que alguien nos rompe el corazón somos capaces de volver a enamorarnos, no estamos hechos para dejarnos vencer, vivimos de ilusiones, y la ilusión no nos la van a matar, porque lo único que no ha cambiado es que estamos vivos, y mientras estemos vivos podemos gritar y cambiar nuestra pequeñísima porción del mundo. Porque hay muchas personas buenas ahí fuera, y que lo malo nos sorprenda todos los días es la mejor noticia de los telediarios, no nos vamos a acostumbrar a nada de esto, porque mientras haya gente que valga la pena, seguirán mereciendo un mundo para ellos, mientras haya una sola persona capaz de aportar una gota de amor a todo esto, nada está perdido. Mientras haya un abrazo en cualquier parte del mundo, las armas perderán fuerza, y mientras  haya alguien capaz de hacer un buen acto, la esperanza en nosotros seguirá viva...