Ya se que no quieres despertar, se que tus sueños te refugian de el dolor que hoy te amenaza con quedarse para siempre, se que últimamente te has negado a abrir los ojos, porque temes que el presente siga ahí, tan presente como ayer, y que tus pestañas ahora son un gran telón que te evaden de la trágica novela en la que se ha convertido tu historia…

Te prometió que era cuestión de tiempo, que necesitaba escapar de eso tan real que tu le ofrecías, porque tenía miedo a que rompieras con verdades los muros que tanto tardó en construir con sus mentiras. Piensas en lo bonito que habría sido de no ser por los dos, y los recuerdos que es lo único que te ha dejado solo sirven para matarte por dentro, aunque parezcas tan intacta por fuera, porque es así como mata el veneno, como las despedidas a destiempo en las que uno de los dos solo piensa en el regreso, mientras otro ya esta muy, pero muy lejos…

Te dejó sin ropa puesta, eso que siempre sobraba entre vosotros, abrazada con las sábanas de esa cama en las que ya nadie juega con tu pelo, oliendo a preguntas sin respuesta que hoy solo te perturban a ti, porque eres el único personaje que queda con un poco de vida en este cuento.

Necesitas que te mire, y asegurarte de que sus ojos ya no brillan si se chocan con tus gestos, necesitas que te saque de esa casa vacía, de esa ciudad sin vida, de esa imagen con la luna y el mar, que antes completaba el sabor de sus besos, y sin embargo hoy te recuerdan que aunque su unión sea tan perfecta, es la distancia lo que hace que apreciemos su reflejo..

Las lagrimas, esas que nunca creíste que saldrían de felicidad, salieron, y así conseguiste que el se convirtiera en su único dueño, sin imaginar entonces que el día que decidiera marcharse, ellas irían detrás suya, y que no sería lo único que se llevaría de tu pecho..

Solo tu sabes cuánto le echas de menos, pues has sobrevivido contando sus lunares como si fuera tu único pasatiempos, y no entiendes que su manos hayan sido tan cobardes como para no morir en el intento de luchar por ti cada mañana…

Hoy estás más segura de que no volverá, todos han intentado convencerte de ello, esa fea costumbre que tiene la gente de obligarte a seguir hacia adelante, y has comenzado a escucharles, es cierto que a veces el único impulso que nos mueve sea el de los demás creyendo que no podrás con esto.

Hoy puede ser el día en el que empiezas a entender que abrir los ojos no solo te deja ver el mundo que tienes por recorrer, si no que también es necesario para fijar la vista allí de donde quieres salir, y mas aún allí a donde quieres llegar, porque se ha ido y te ha dejado, y esa debería ser para todos una razón mas que suficiente para mantenernos fuerte, sin embargo, antes de empezar a reconstruir un muro es necesario derribarlo del todo primero.

Son las siete de cualquier mañana, que hace meses no tenían diferencias entre sí, y aunque no te has animado a pintarte de rosa los labios, has decidido volver ahí fuera, has comprado un día gris para que te acompañe a un sitio que esté casi tan vació como tu, has llegado y has mirado al frente con la brisa que te empapa la cara, y es lo único que ha corrido por tus mejillas, que ya casi estaban acostumbradas a sentirse mojadas, y hoy después de tanto, has pensado que llorar no ha estado tan mal, te ha limpiado el alma más que el tiempo, todos lo hemos hecho alguna vez, hemos estado en tu lugar, en tu nostalgia, en tu mar de dudas, en tu futuro incompleto, y ¿sabes? De allí de donde no parece haber salida….todos hemos vuelto.