Vivimos preocupados la mayor parte de nuestro tiempo por el futuro, por aquello que llegará, por lo que tal vez llegue, e incluso, por lo que no llegará nunca.


Nos atormentamos imaginando que aquellas cosas que tememos aparezcan en nuestras vidas, nos llenamos la cabeza con miles de "¿y sí...?", somos especialistas en crear dramas y catastrofes y sin embargo, no dejamos hueco en nuestra imaginación para un sorbo de alegría, para un suspiro de magia...


Alimentamos cada día con un desmerecido cariño a nuestros miedos, poniendo siempre en tela de juicio a nuestra fuerza, a nuestra confianza en los demás que no es más que el reflejo de la que tenemos en nosotros mismos.


Palabra a palabra vamos entrenando a nuestra mente para hacerla sentir fuerte, dándole el poder de frenarnos cada vez que planteamos el hecho de buscar nuevos caminos, nuevos sueños, nuevas miradas...nueva vida.


Siempre nos estamos autoengañando para permanecer estáticos en nuestra zona de confort, esa que no es más que una cárcel para cobardes en las que construimos muros con nuestras propias manos, con nuestros sueños rotos. Nos da miedo dar un paso al frente, porque en el fondo no nos vemos merecedores de algo más, creemos que la vida amigablemente nos ha puesto en el trabajo al que tal vez nunca hubiéramos llegado, sin plantearnos si nos gusta o no, damos cada día las gracias porque alguien pueda querernos a pesar de nuestros fallos, y lo buenos que llegamos a ser nosotros preferimos olvidarlo, no vaya a ser que un día esperemos un poquito más de lo que nos pertenece y tengamos que romper con esas rutinas tan cómodas en las que nos hemos adentrado, y por las que encima debemos agradecer a la vida...


Vivimos pensando en el futuro teniendo las claves en nuestras propias manos;

Mira un segundo al pasado, avanza y centra tu atención en el presente y dime que puedes ver lo mismo que yo veo, NO EXISTE EL FUTURO SIN TI, cualquier rincón del mundo en el que hayas estado, cualquier corazón que hayas conquistado, cualquier amigo al que hayas ayudado, cualquier trabajo que hayas sacado adelante, ninguna de esas cosas te las ha regalado la vida, todos los caminos han sido trazados por tus pasos y donde hayas plantado, solo hay habrán crecido tus flores.


Todo lo que tenemos es consecuencia directa de aquello que hayamos luchado, y cuando creas que es insuficiente no te sientas mal, solo asume el hecho de que tenemos eso por no tener el valor de caminar aún más lejos, porque tenemos la terrible manía de conformarnos, porque de repente un día nos sentimos seguros y nos amoldamos, y luego dará igual si tristes, si contentos o si enamorados, solo nos vale mantenernos a salvo...


Todo aquello de lo que huimos, esos cambios que nos proponen tanto daño, no dejan de ser TUS OPORTUNIDADES, tú decides cada día si te compensa más tapar los agujeros, o cambiar  el barco...


Nuestro límite está allí donde seamos capaces de imaginarnos, lo que pienses de ti mismo será el impulso de tus pasos, frenar hoy no significa volver al pasado, frenar puede valer simplemente para echar un vistazo, perderle el miedo a lo que somos y a lo que podemos llegar a ser, aceptar aquello que añoramos, y entender que el futuro no es incierto, ni nacemos con el asignado, el futuro eres tú, es tu valentía y son tus ganas, y es sobre todo asumir el riesgo de que lleguemos al sitio equivocado.


Piensa entonces que mientras estemos aquí habrá tiempo de poner el cronómetro en cero y volver a encontrarnos.


¿Acaso no te parece maravilloso ser tu mismo el que elija donde estará tu corazón mañana...?