Todos nosotros peleamos diariamente nuestra propia batalla, nos enfrentamos a situaciones de estrés en el trabajo, al llegar a casa, con nuestra pareja, y aunque no nos demos cuenta del todo también peleamos por encajar con todos los que nos rodean....

Desde el punto de vista médico, podría enumerar a ciencia cierta, pues he padecido cada uno de ellos, los síntomas y los problemas que presenta la ansiedad, sobre todo cuando aparece en nuestras vidas disfrazada de miedos y frustraciones para hacernos frenar en seco, y realmente así funciona, ese es el mejor modo de describir lo que ocurre en nuestra mente con la llegada de esta enfermedad, que es justamente su nombre, enfermedad...

Todos en algún momento nos hemos  encontrado perdidos, hemos sentido no haber encontrado nuestro lugar, que lo que hacemos no corresponde con lo que sentimos, o que lo que sentimos no es coherente con lo que debemos sentir. Todos en algún momento hemos estado con personas a las que ni tan siquiera estimamos, o en las que no creemos, solo porque representan una fuerza que es más grande de la que esperamos alcanzar por nosotros mismos,  puede ser una pareja a la que nos aferramos como si nuestra vida dependiera de el/la, o de un grupo de amigos al que queremos impresionar, llegamos a hacer verdaderas locuras por el simple hecho de encajar, pero ¿encajar en donde? ¿encajar con quien?...

Creo bajo mi experiencia que el mayor problema  de esta sociedad que nos envuelve no es la sociedad en sí, si cada uno  de nosotros estableciera sus propios límites no necesitaría cumplir expectativas de nadie más, es decir, si cada uno de nosotros se centrara en encontrar su propia armonía, nadie estaría diariamente expuesto a exámenes de valores que nos hacen sentir cuestionados y en una lucha constante por conseguir algo que esperan de nosotros, es imposible que cumplamos todas las expectativas, principalmente porque cada uno esperará algo diferente, y si carecemos del valor suficiente para centrarnos en lo que esperamos de nosotros mismos, nos pasaremos la vida rellenando huecos para terminar el puzzle, para cumplir, para que nos acepten y para que nos quieran...

Imagínate por un momento que estás cruzando una carretera y de repente un conductor despistado se desvía hacia ti, el coche frena a escasos centímetros, el corazón te late a dos mil por hora, tu cuerpo no reacciona, no eres capaz de mover un músculo, estás exhausto y paralizado, tienes ganas de gritar pero ni siquiera eso pudiste hacer ante el miedo de un atropello, desagradable, ¿verdad?, pues ahora imagínate ese sentimiento durante las 12 horas que aguantes despierto, imagínate eso durante cada minuto de tus días , porque cuando la ansiedad aparece no es un día ni  dos, puedes pasar años con ese horrible sentimiento antes de que puedas controlarla. Tu cuerpo comienza a comportarse como si estuviera en huelga, necesita avisarte de que vas a ser atropellado si continuas sin escucharte, sin serte fiel, sin buscar lo que te ilusione, siendo un barco a la deriva arrastrado por cualquier corriente, tu cuerpo te está avisando de que no soporta más la presión de encantar a tu pareja, ni el tener que contestar  a la vez quince Whatssap para que nadie se sienta ofendido, imagina lo poco que te has centrado en ti, que has llegado a tu límite y ni siquiera te habías dado cuenta...

He pasado por consultas médicas, he escuchado muchísimas veces que sentirme así es culpa mía porque soy débil, he oído decir a mucha gente que puedo sentirme bien  con el simple hecho de olvidarme de lo que me está pasando, incluso me han dicho que no me está ocurriendo absolutamente nada, pero es mentira, la ansiedad ni ningún  problema psicológico nos llega por ser débiles, sentirnos tristes o perdidos no nos ocurre porque nos hayamos vuelto locos, ni ha venido de la nada, lo que NOS HA PASADO, porque no hablo solo por mi, lo que nos ha pasado es que no nos hemos hecho esclavos del sistema, podríamos habernos quedado en la postura fácil de dejarnos arrastrar por lo que se espera de nosotros, pero hemos frenado, hemos cambiado algo de dentro hacia afuera que es como debe ser, nuestro propio cuerpo no ha querido amoldarse a nada ni a nadie, y nos ha concedido  la oportunidad de cambiar, de valorar lo que somos  y  de descubrir lo que queremos ser, realmente hemos sido tan fuertes, que hemos sufrido verdaderos ataques de pánico, que no son más que la necesidad de huir de todo aquello en lo que no creemos, y eso es maravilloso.

Ningún cambio que se aprecie ocurre nunca en momentos felices, no he visto a nadie pensando cambiar su vida mientras se siente pleno, mientras todo le encaja, el peor día de tu vida puede convertirse así en el mejor para cambiar las cosas, recuerda que sentirse fuera de lugar hoy en día puede ser un regalo, ser diferente es una virtud si eres capaz de aprovecharlo, la gente que ha conseguido hacerse realmente grande, no lo ha hecho sin antes enfrentarse a miles de opiniones, y se hubiera quedado en el camino si se hubiera centrado en esas voces que le gritaban que no llegaría a conseguirlo...

No soy entendida en química ni en medicina, no puedo dar una solución para superar momentos de ansiedad, pero he querido compartir mi experiencia, lo que he aprendido de ella, comencé a conocer la ansiedad casualmente en la época de mi vida en la que creía estar más acorde con el mundo, y lo estaba, hacía y cumplía todos los requisitos impuestos, pero al final me di cuenta de que yo era la única persona con la que no cumplía.

Nadar a favor de las olas está bien para llegar a sitios ya conquistados, pero nadie habría descubierto nuevos mundos si no hubiera nadado contracorriente, si te pierdes alguna vez no te preocupes, no te sientas solo, no estás loco, simplemente camina a otro ritmo aunque nadie te acompañe, al final estarán contigo solo unos pocos, pero todos  tendrán algo en común contigo, ellos también creyeron en ti...